Por Javier Hernando
Eli y Florenci, Motor Combo
Pati Llimona. Foto Javier Hernando.
- Como se siente desde la marginalidad editora y musical que en la génesis del sello Javier Pérez Andújar os dedique una página entera en El País o protagonizar con Motor Combo un programa en TV3.
- La página que escribió Javier fue una bomba para nosotros cuando sucedió. Nos tomábamos muy en serio nuestras pequeñas cosas, los tenderetes ambulantes, los libritos… y que alguien como Javier lo supiera valorar y además exponerlo a un gran público, fue emocionante, no estábamos nada acostumbrados a que la prensa nos diera eco. Lo mismo sucedió cuando sacamos el disco de Motor Combo. De repente, con las buenas críticas que conseguimos al mover nuestro Polo, que nos había dado muchísimo trabajo, felizmente fue considerado como un producto “apto para todas las audiencias”. Incluso en la gira europea que hicimos, todo lo que sucedió, nos dimos cuenta de que podíamos gustar, que nos podían comprender… justo al cierre del proyecto. Polo fue nuestro adiós. Que Jordi Turtós nos incluyera en uno de sus especiales del De Prop, para TV3, fue muy valiente por su parte, después de 10 años trabajando como hormiguitas nos vistió de largo destapando un interés, ¡le estamos muy agradecidos por ello!
La versátil carrera de Eli Gras, su enorme capacidad de trabajo y su gran inventiva como creadora de instrumentos y aparatos de todo tipo, hacen de esta prolífica artista experimental una de las más potentes representantes de la música electrónica del país.
Javier Hernando la entrevista para El Sueño.
Alain Wergifosse y Eli Gras.
Pierre Bastien y Eli Gras.
Foto Mar Morey
- Ahora que al final del año todo el mundo hace balance te diría que dos conciertos tuyos como han sido el que hiciste en el Festival Kronos Art con visuales de Mar Morey o el más reciente en el RAI junto a Pelayo Arrizabalaga presentando el cd Áridos han sido de los que más he disfrutado, en tu caso ¿qué es lo que más te agradado y desagradado del año?
- 2023 ha sido muy especial, a nivel personal también, pero a nivel musical, algo que recuerdo con especial agradado… pues me encanta la línea que está llevando el Museu de la Música, con su exposición (y más cosas) “Escoltar amb les mans”, comisariada Ferran Fages, y en la misma línea y espacio, lo he pasado bomba con los conciertos de Nuno Rebelo y Ben Roberts (y su expo además) dentro de la programación del LEM, y ya puestos en este mismo festival, Markus Breuss and The Baltic Connection.
Lo que más me ha desagradado… ¡prefiero no decir nada sobre eso!
Aunque sí quiero decir, en verdad, el choque de realidad que ha sido que, en estos últimos meses, hemos podido vivir cómo una parte de nuestro entorno está yéndose, las recientes defunciones de personas tan necesarias como Lis Costa, Guille Castaño, Pere Sousa… te descoloca y desdibuja todos los niveles.
Pelayo Arrizabalaga / Eli Gras. Áridos
- Con cada vez mayor interrelación exterior y habiendo los últimos años actuado fuera de nuestras fronteras y también en residencias ¿te has planteado en alguna ocasión en dejar Barcelona para tener una mayor proyección?
- Sí, varias veces, estuve cerca de irme a Alemania o Portugal, donde veía más posibilidades de tener un espacio correcto donde trabajar y entornos afines para tocar, desarrollar proyectos... Pero no tanto para tener una mayor proyección si no para poder simplemente subsistir como una trabajadora del sector, en momentos en que Barcelona se me volvió intolerable.
- Que te lleva en un momento de lucidez creativa de imaginar y construir complejos artilugios pesados muchas veces engorrosos de transportar a lo que podía ser su reverso como es sentarse, coger un bolígrafo y escribir los relatos que por ejemplo aparecieron en La Olla Express.
- Jaja, una cosa no quita la otra, o quizás sí, pero el hecho de, en un momento dado, lanzarme a construir ingenios sonoros, al servicio de un concepto o no, es más debido a que tengo tendencia a inventar soluciones, construir, estoy habituada al uso de herramientas y materiales, siempre he reparado, diseñado o construido cosas aunque no fuera para tocar con ellas. También he tenido oficios que han aportado lo suyo, como ser ayudante de un técnico de efectos especiales o ferretera.
Pero el momento decisivo fue cuando surgió la ocasión de tener cierto dinero para producir una obra de concepto, Saló Sonor. Por primera vez pude alquilar un local donde poder ensuciar, tener mis herramientas, acumular materiales, donde pude entretenerme, investigar… vaya, que descubrí una faceta que, si bien ya existía (había construido algunos ingenios con los que tocaba) nunca la había podido desarrollar a una escala mayor.
Pero de un tiempo a esta partequizás sea la edad, con lo pesado que se está volviendo acarrear equipaje de bolo, los odiosos aeropuertos… estoy tocando menos y veo que, o reduzco y simplifico mi set o desde luego voy a retomar el bolígrafo, lo que un poco ya estoy haciendo.
- Junto a estos escritos tuyos en La Olla aparecieron otros lanzamientos de gente como Xavier Theros, Juan Crek, El Naufraguito o Florenci Salesas. De esta línea tan marcada unida a otros hacedores de la literatura portátil como Víctor Nubla o Didac P. Lagarriga ¿podemos llegar a pensar en un surrealismo o patafísica ultralocal?.
- Sería bonito pensar en eso, en realidad el entorno nos marca y conecta, aunque luego veas que en la música “nonológica” sucede que, lo que crees que es ultra local, está conectado por abundantes hilos finos con otras localidades y naciones, la realidad es que probablemente no existiera el sonido de Motor Combo sin Koniec o si hubiéramos nacido en Asturias. Debe suceder lo mismo en la literatura patafísica de bolsillo (qué bonito concepto). ¡Estoy segura de así es!
- Me siento muy cercano en tus exploraciones de la melodía dentro del ruido y en ese desafío decibélico me gustaría para acabar nos dijeras como van esas nuevas grabaciones cercanas al hardcore.
- Congeniar melodías y ruido, sustraerlas del ruido, parece un desafío, pero son algo que creo que el ruido lleva intrínsecamente dentro de él, o al menos esa sensación me da, aunque no siempre se me ocurra revisarlo, en el ruido o en cualquier sonido abstracto, si me fijo, puedo “oírlo”. No sé muy bien si lo voy a saber expresar sonoramente, pero lo estoy intentando, aunque las evoluciones en ese sentido van lentas, tengo poco tiempo libre últimamente.
El proyecto Wad-Ras, para el que estuve grabando con el gran Avelino Saavedra, sí está avanzando, y está parcialmente conectado con lo que acabo de comentar, pero me temo y reitero que voy lenta, quizás deba rebajar los 19 temas existentes a unos poquitos para empezar y que la meta sea más asequible. Muchas ganas de volver a volcar energía en distorsiones y decibelios.
ELI GRAS
- Siguiendo en el plano instrumental a parte de tus artilugios sonoros te he visto tocando bajo, guitarra, ocasionalmente algún teclado en el marco siempre de una tecnología asequible, pero nunca un sintetizador, aunque sé que hace unos años tuviste una experiencia destacable con él en una residencia de artistas.
- Efectivamente, por alguna razón siempre he rehuido un poco de los sintetizadores, que me parecen un poco excesivos en su inmensidad. Aunque los he tenido cerca durante años, los consideraba como una reserva a explorar cuando surgiera la necesidad.
La realidad es que no me puse a trabajar con ellos hasta hace relativamente poco, cuando estuve grabando en el estudio del Worm (Holanda) que posee una colección casi museística. Aunque en una primera visita estuve ahí de residencia para grabar mi Xylotheque, Lukas Simonis, responsable del lugar, el último día de estudio me dijo, casi molesto que, cómo era posible que habiendo estado trabajando en el Worm, no hubiera conectado uno sólo de los sintes, que nadie se iba de ahí sin hacerlo. Eso me picó, y esa misma noche, antes de hacer el equipaje, me puse a ello como despedida, quedando alucinada con el disfrute y al ver lo fácil que me acomodaba a utilizar lo que surgía casi al azar (no del todo, por suerte tengo nociones), a responder a su emisión sonora desde mis toques, como si la máquina fuera un músico aparte con el que estuviera tocando. Más adelante, volví a ese estudio sólo para grabar sintes y utilizar ese material como si se tratase de un banco de sonidos a utilizar en posteriores ediciones, aunque haya partes que tienen entidad propia.
Tal y como dije una vez bromeando, cuando he utilizado sintes, ha sido trabajando “la artesanía del botón”, yo soy una artesana y en eso también. Utilizar elementos sonoros acústicos o electroacústicos, en realidad no impide que estés realizando, por otro lado, una forma de síntesis basada en la manipulación e interpretación de los soportes y medios al alcance y alterar los acabados gracias a una transmisión electrónica. Tus manos y el bricolaje hacen de filtros y envolventes.
Quicu Samsó, Alain Wergifosse y Eli Gras. Obmuz
- No pasó mucho tiempo de conocerte que te comentaba tus trabajos estaban en una posible sintonía con lo que hacía Felix Kubin en Alemania, al final os conocisteis y de allí surgió jugosos intercambios como la edición de tu cassette Museum of the Dry Bugs en su sello Gagarin Records. El por su parte ha protagonizado algunos conciertos del No No Logic en el que también han estado otras estrellas de la paraelectrónica alemana como Gunten Adler o Schlammpeitziger y una figura tan destacada como Holger Hiller. ¿Qué sentimientos compartes con ellos y volverá a haber más ediciones del NoNoLogic?
- Tengo la fortuna de mantener una bonita relación con estos grandes artistas, aunque a veces pase tiempo sin vernos, cada reencuentro es como si nos hubiéramos despedido ayer.
En mi caso, Felix ha sido un poco la piedra angular en estas relaciones, directa o indirectamente, él es un “hub” viajero, un ser intrépido que enamora y consigue unir panoramas allí donde va, quizás sea “el nexo” personificado. Además a lo largo de los años, de encontrarnos en lugares insospechados, de programarnos mutuamente, es un amigo y mi editor. ¿Qué suerte, no?
Comparto quizás cómo me siento respecto a ellos, que poco o mucho formamos parte de una misma familia estilística, como tantos de nosotros, pero aunque el estilo no sea lo común en realidad, sí el sentir.
También la aceptación del humor en la seriedad, que la farándula o la teatralidad no está reñida con la complejidad y la experimentación.
El NoNoLogic puede volver, por ahora rechazo su fin definitivo, me gusta demasiado lo que sucedió en él. No sé si puede parecer raro mantenerlo en mente aunque suceda cada varios años, pero en realidad, al margen de la desorientación que genere su falta de periodicidad, ¿qué más da? Creo que las cosas se hacen, cuando pueden hacerse y no siempre hay que forzar la máquina. Quizás vuelva (o no) en forma de festival, o de programación diseminada, algo que se hizo tímidamente en el pasado y que quizás sea la fórmula más llevadera a nivel de la dedicación personal y el esfuerzo económico que conlleva.
Pelayo Arrizabalaga y Eli Gras
Xylotheque. Eli Gras.
- Compartir en ese concierto la utilización de tocadiscos manipulados por parte de Pelayo o anteriormente con Pierre Bastien sus instrumentos mecánicos suponen propuestas muy singulares que se juntan con las tuyas que no son menos. Háblanos un poco de como llegas a ellos y como te planteas estos conciertos.Pelayo y Pierre son maestros, personas excepcionales. Encontrarnos en escenarios o en entornos personales, haber podido colaborar con ellos, personas que han abierto caminos con su singularidad, es uno de los privilegios que me ha regalado la vida.
- Llegué a ellos por coincidencias y amistades comunes a lo largo de los años, no acabo de ver exactamente cuándo y cómo sucedió, con Pelayo creo que fue al coincidir en un montaje de Cristina Casanova, más tarde empezamos a tocar y vimos que congeniábamos tanto a nivel sonoro como personalmente. Poco después salimos de mini-gira, a veces interpretando su proyecto Arte Aspirado (Pelayo pinta un cuadro con una aspiradora, yo musico el proceso) y al final, decidimos grabar un disco juntos (Duplicat) hace ahora 10 años. Y seguimos ahí.
Con Pierre, nuestra relación es bastante antigua también. En realidad, cuantas veces le he visto tocar aun siendo casi extraños, en los conciertos de G3G, estado cerca de él trabajando en producción o más tarde como editora de su “Novia 391” junto a Eduard Altaba. No tengo claro el día en que surgió tocar juntos, pero desde luego, para mí, haber tocado con ellos tiene un algo de transcendente.
Estos conciertos o sesiones nos los planteamos según el caso. Aunque me cuesta seguir instrucciones en la improvisación, tanto con Pierre como con Pelayo comentamos detalles. Con Pierre, estuvimos haciendo un poco un acercamiento a la escena, repasando sus sonoridades y las mías a la hora de combinarlas, con sus proyecciones funcionando casi como una guía.
Con Pelayo lo intentamos, pero me temo que no le hice demasiado caso (¡lo siento Pelayo!), aunque sí hay conversaciones previas: qué llevamos, posibles bloques, aproximaciones… pero lo importante al final es escuchar y fluir al unísono.
Pero son experiencias distintas, Pelayo quizás sea más sorpresivo, con sus discos puede disparar sonoridades de cambios cortantes que, en un instante, te pueden llegar a descolocar y te llevan a reaccionar más drásticamente.
Pero tocar con ellos, en ambos casos, es un observatorio de lo delicado, que tiene mucho de afectivo. Poder complementarse en lo sonoro, las atenciones, la exploración de un lenguaje y sus coincidencias... Las situaciones en improvisación, no siempre se pueden permitir el lujo de la delicadeza, pero con ellos sí, cada colaboración se convierte en única, como una eterna sobremesa.
Felix Kubin y Eli Gras.
Photo Nathalie Paco
-Nada más conocerte a ti y a Alain Wergifosse me quedé muy intrigado cuando me hablabais de vuestra primera experiencia musical como Etnia hacia 1984 mezclando géneros tan diversos como música griega, medieval, charleston o rock alemán actuando además y actuando en sitios tan insólitos como la redacción de Karma 7. Has comentado varias veces que estabais absolutamente desconectados de toda la escena experimental que había en Barcelona, sin embargo una pieza un poco posterior tuya como está incluía en la exitosa recopilación La Ola Interior que recoge toda esa escena. Cuarenta años después ¿como recuerdas todos ello y habrá en el futuro alguna muestra de ello?
- Desde mi punto de vista Etnia fue una explosión, la primera experiencia musical excitante, al margen de haber hecho antes tonterías divertidas con Florenci Salesas (pocas podría haber habido pues, alrededor del 84, tenía 13 años… es que Florenci y yo nos conocimos en el 80, 9 añitos tenía). Desperté gracias a él y su entorno, lo que al principio era un disloque, ir al cole, escapar a Sitges (literalmente, ir sola “tan lejos” a esa edad no era algo que se hiciera con permiso) para encontrarme con él Alain y Juzz , hablar infinito y ensayar impros… era como moverse entre Enrique y Anna y Can).
Etnia duró unos cinco años, aunque como cuarteto (Florenci Salesas, Alain Wergifosse, Juzz Ubach y yo) sólo hicimos dos conciertos, más tarde Florenci y Juzz, actuaron bajo ese nombre en el 89 y seguimos haciendo cosas juntos esporádicamente sin considerarnos una banda necesariamente. Fue un tiempo de despertares, de experimentación, tanto individual como en combinaciones entre nosotros mismos, en una especie de “sub-bandas”.
Así, este grupo fue un proceso de iniciación en el que incluimos nuestras referencias sin complejo alguno, un galimatías muy loco, una especie de dada-kraut a la catalana, en el que Alain aportaba un toque exótico por ser belga y un crack tecnológico, Florenci porque siempre ha sido tremendísimo y un showman, Juzz porque tocaba el piano clásico, la batería y además era un guapo que vestía romántico y yo… pues bueno una especie de cumba-punk de parroquia desacralizada.
Le metíamos humor y seriedad a partes iguales hasta que, queriendo o sin querer, el sonido fue destilando hacia un algo particular mediante pericia VS precariedad. Tocábamos con cualquier cosa, nos prestábamos instrumentos cada dos por tres. Alain ponía a prueba la paciencia de los dependientes de tiendas con sintes (de hecho, acabó trabajando en alguna, en la que nos colábamos para tocarlo todo lo de los escaparates). Ensayábamos bajo un puente, en la playa o en el huerto de Florenci ya con amplis, en nuestras casas... No teníamos dinero para instrumentos de calidad. Al margen de poseer flautas y demás cachivaches, no sé cómo me hice con una eléctrica en la Lonja del Instrumento, recuerdo cómo apestaba a moho… luego un bajo de ocasión en Musical Europa, al final nos hicimos con algunos sintes, teclados de toda condición, que pasaban a ser de uso comunitario al instante.
Los resultados no siempre eran satisfactorios, pero le metíamos ganas e ideas, lo que se ha conservado, aunque no se puede observar bajo el mismo prisma que si lo hubiéramos hecho en la actualidad, creo que tenía una coña. Además, debió servir de algo, todos hemos seguido caminos particulares gracias y a partir de esa “educación” mutua.
No estuvimos en ningún panorama, o sí pero sin saberlo, quizás la única referencia de que hubiera gente como nosotros alrededor era el fanzine Syntorama, que encontrábamos en la tienda Pan y Música, pero Florenci, Juzz y Alain estaban en Sitges, así que éramos un grupo de Sitges que no descubrió que pasaban cosas en Barcelona hasta ese mítico agosto del 85 en que caímos por accidente en una programación de Nubla, de ahí a asistir al Transformadors, Metrònom… poco a poco nos fuimos conociendo.
Sí! Nuestros dos conciertos... fue divertido y a la vez aterrorizante, por el miedo escénico que sufríamos. El primero como Etnia fue en la sede de la revista Karma 7, en el 83 o 84, creo que lo anunciaron en un número. Éramos nosotros y un profesor del instituto de Juzz, Pedro Abad a los cantos gregorianos en latín. Tocamos en acústico, guitarra, “ritmos africanos”, flautas y vete a saber qué.
El segundo fue en el 84, en el festival Estiu Mogut de Vilanova i la Geltrú, una experiencia brutal con entrevistas en la radio incluidas, cuyo audio se guarda parcialmente, ahí fuimos a por todas, armados con un arsenal instrumentos, muchos prestados. Aunque si te explico esa aventura, no acabaré nunca esta entrevista.
Respecto a si habrá muestra de ello en un futuro, podría ser, tengo cierto material digitalizado, de sesiones y pruebas además de un concierto parcial, pero no está claro que deba salir a la luz, si lo merece por el interés que pueda tener como documento o bien musicalmente. Tampoco estoy segura de si habría suficiente material una vez seleccionado como para una compilación de rarezas de duración decente. Quizás cuando seamos unas iaias lo veamos más claro. Aunque… ¿somos ya unas iaias?
Mientras en esa época hacíamos nuestros pinitos musicales a nivel individual.
En mi caso utilizaba lo que podía, grabadoras de 1, 2 o 4 pistas prestados, de segunda mano, a veces funcionando a medias, según la época, haciendo ping-pongs, y demás marranadas electrónicas entre estéreos y walkmans, truquis cutres buscando la grabación multipista a toda costa.
Entonces, de entre precarias grabaciones ochenteras, de las que tantos años me avergoncé, acabé rescatando material para realizar la edición objeto y de concepto “Museum of the Dry Bugs” que editó hace no mucho Gagarin Records (otra larga historia). Entonces, el contenido de este cassette llegó a oídos de Loïc Díaz Ronda, quien estaba curando la estupenda edición en vinilo “La Ola Interior” (editada por el sello suizo Bongo Joe) y pensó que mi tema “Flu” encajaría en ella. Así, de repente, entré en esa compilación. ¡Es increíble para mí estar ahí! Mi yo de entonces jamás lo hubiera imaginado.
Eli Gras en Hamburgo, Aniversario de Gagarin Records presentando Museum of the dry bugs. Foto Henryk Weiffenbach
Foto Lis Costa. Influx festival. Eli Gras. Mar Morey.
Daphne Oram pintando el sonido sobre la película.
-Los años posteriores estarían marcados por la creación de Obmuz junto a Alain y Motor Combo junto a otro miembro de Etnia como era Florenci Salesas. Con los descubrimientos e inquietudes que ibais adquiriendo ¿no podía haber sido posible una continuación con todo ello?.
- Ui, realmente, creo que no. Colaboraciones puntuales a puerta cerrada, o en dúos, o en sesiones con otras personas para realizar una grabación… ya se han dado alguna que otra, pero después de dejar esos proyectos, tanto tiempo atrás, con toda la carga de lo vivido, pone muy difícil que algo de entonces, en especial Etnia, se acomode a nuestra manera de hacer actual (con Obmuz tuvimos un retorno puntual en 2009). Creo que también es bonito que lo sucedido se quede en el lugar que le toca, que no es poco.
- Uno de los momentos que más he disfrutado de tus conciertos es cuando cantas "Me gusta" que pertenece originalmente al repertorio e Motor Combo, ¿cuando decides salir sola en un escenario y de donde te sale cantar de esta manera tan espontánea y cercana dentro de eso que has bautizado como UnPop.
- Qué gracia, pues aunque he cantado en otras formaciones, como en música griega o canto coral, tardé bastante, algunos años, en atreverme a realizar bolos dada-pop en solitario, menos cantando y explicando ocurrencias a micro abierto. Padecía un miedo escénico muy considerable, con Motor Combo, al principio me bloqueaba, sudaba y sufría un montón con las penurias técnicas en escena y empezar cantar en él le añadió emoción al asunto.
Al principio Motor Combo (2.002) tocábamos sólo temas instrumentales basados en el disco de Florenci “Músiques Fredes”.
Un buen día Florenci tuvo el atrevimiento de mostrarme una genial maqueta en que musicaba en “modo popi” algunos de mis poemas. Pensó que iba a asesinarle, pero en su lugar tuvimos unas risas y estos fueron inmediatamente arreglados para adaptarlos a nuestro repertorio, que se fue ampliando con temas míos, suyos o de ambos, ahí empecé a cantar más a menudo. Con el tiempo, fui soltándome y lo que antes me horrorizaba por hacerme más visible en el escenario, pasó a divertirme.
El cómo empecé en solitario el proyecto UnPop fue algo parecido a esto: Más adelante, intentando sobrevivir siendo “artista”, sucedía que cuando salía a tocar, a menudo conciertos de tipo experimental, para poder subsistir, tenía que alternarlos con bolos pop, ya que encajaban en más lugares, podían prestarme instrumentos en destino y eran de montaje más sencillo. Así, con permiso de Florenci adapté temas del dúo a mi concierto en solitario junto a los propios. A veces hasta tocaba los dos formatos en un mismo escenario, mitad mitad, lo que… era un poco osado y sorprendentemente bien recibido. Así le perdí el miedo a cantar, a bromear y a equivocarme en escena, en una especie de cabaret defectuoso. Es decir toco UnPop, que no es Pop.
- En la presentación de tu web podemos leer que estás comprometida contra el elitismo y secretismo. Cualquiera de los que te sigan en mayor o menor manera tienen que notar tu línea de trascender la cotidianidad y de saltarse el academicismo de los círculos de música de vanguardia.
- Creo que para poder divertirse en lo que una hace, hay que saber compartir, lo que a su vez es divertido y si además con ello puedes jugar, ilustrar, inspirar, aprender, formar o incentivar, según la situación, pues perfecto. Si a mí no me “hubieran dado”, sin tener formación académica, quizás no haría nada de lo que hago (bueno, o quizás gracias a no tenerla) y, aunque trabaje con sonoridades, métodos o conceptos particulares, debo saltarme el academicismo de los círculos de vanguardia, porque me temo que no formo parte de ellos, aunque a menudo haya sensibilidades comunes. Son distintas maneras de hacer y ver las cosas. Tengo amigos del entorno académico, que son muy necesarios, avanzados, que no paran de formarse, de investigar y es un placer que disfrutemos de compañía, respeto y el poder sentarnos en un bar a hablar de la vida y de nuestras ideas de bombero.
-Un hecho que también has protagonizado este año es tu inclusión en el Museu de La Música de la exposición Mujeres Pioneras junto a Anna Bofill, Mercè Capdevila, Barbara Held o Rosa Arruti/Nad Spiro.
- La verdad, quedé sorprendida por esta invitación, sí llevo años haciendo cosas variopintas, pero estar compartiendo mesa y exposición con semejantes artistas, bueno, fue un honor y un placer, aunque algo chocante! Conocía a Rosa y a Bárbara, pero a Anna y Mercè no personalmente, una maravilla escuchar sus vivencias, compartir puntos en común y particularidades. ¡Quedó tanto en el tintero que vamos a tener que encontrarnos otra vez, forzosamente!
- Con todo tu bagaje sorprende que a nivel de edición de tus trabajos desde tu primero Baranda editado en 2002 hubo que esperar a 2016 para encontrar el también cd Xylotheque ya en el sello que diriges La Olla Express en un momento en que el sello ya estaba muy consolidado. Cuales son criterios que sigues de edición y cuéntanos algo también de la sección Barcelona Documents Musicals.
- Cierto, tengo pocas obras en solitario, estas son muy distintas, aunque ambas de género experimental, por otro lado, también están Museum of the Dry Bugs (estilo indeterminado quizás, arqueología propia) y Tasmanian Robinet (más bien pop), aparte de temas dispersos en diversos sellos. Realmente no me he puesto mucho a ello. De hecho, en su momento, a punto estuve de no sacar Baranda porque tenía en él partes de improvisación y no me hacía gracia incluirlas. Sí, esas dos salieron en el propio sello, podría haber acudido a otras casas de discos, pero hay un algo que aprecio en la inmediatez, en tomarlo y hacerlo, aunque por otro lado ello complique, al margen de la incomodidad de tener que hacer “autopromo”.
No hay criterios muy especiales, creo que son los más lógicos para el caso. La particularidad de esa obra en ese punto de la trayectoria de ese artista, que sea de nuestro agrado, que en ese instante de la línea editorial encaje… Estas han variado un poco desde los inicios, a pesar de que, en realidad, hoy en día, publicamos tan puntualmente, que no nos da tiempo a que ello sea motivo de discusión.
Barcelona Documents Musicals, es una perlita que se va haciendo lentamente en su ostra, es una forma de presentar nuestros respetos a artistas y formaciones que en ocasiones, casi secretamente, han aportado grandes momentos sonoros a nuestra cultura contemporánea, en ocasiones a niveles casi privados. Son obras o compilaciones que dan voz a personas que tenían algo que decir y lo hicieron, en una época en que no era fácil darse a conocer e incluso, en ocasiones, esta nunca fuera su pretensión. En esta colección recuperamos, restauramos y ponemos en contexto trabajos semi ocultos de clásicos del underground, intentamos sacar a la luz materiales de gran personalidad, lo que en realidad siempre ha sido característico de La Olla Expréss como línea de sello, la misma que cuando programábamos en el festival NoNoLogic.
ELI GRAS
ENTREVISTA CON